Esta página no existiría sin ella.
Hoy, tras su partida, somos nosotros quienes recogemos su relevo.
Queremos seguir cuidándolos, seguir encontrándoles familias, y seguir recordando lo que Manuela sembró: que cada vida importa y que el amor verdadero deja huella.
Esta sección es un homenaje sencillo, pero lleno de corazón.
Porque gracias a ella, estos perritos siguen teniendo una oportunidad.
Manuela fue ese tipo de persona que no necesitaba grandes gestos para cambiar vidas.
Con sus manos, su tiempo y su corazón, creó un refugio donde antes solo había abandono.
Amaba en silencio, cuidaba con constancia y miraba a cada perrito como si fuera único.
Para ellos, fue familia. Para nosotros, un ejemplo de amor por los animales.